Límites del Templo compone un cuerpo de trabajo con muchas capas de pensamiento, reflexión, sentimiento, intenciones, lectura y aproximaciones personales. Por un lado, está esa pasión conciliada en mí: entre ser un artista visual y mi ser arquitecto. Es una oportunidad para entender que puedo, de alguna manera, cosechar del lenguaje arquitectónico, su presencia histórica, su bagaje cultural y antropológico, para entonces expresarme por medio de la pintura y sus cualidades plásticas.